RESTAURACIÓN CUADRO DEVOCIONAL "SACERDOTE RAFAEL MARÍA"
Este es el primer proyecto de restauración que realiza nuestro colectivo, el cual correrá a cargo del joven y reconocido restaurador local D. Honorato Justicia Muñoz, el cual, en su informe, describe lo siguiente:
Con esta imagen se sigue la advocación de la pintura devocional muy extendida de manera popular, en pos del mecenazgo y dote particular con respecto a temas representativos-eclesiásticos. Estos cuadros se hicieron muy comunes en el siglo XVIII para responder a las “nuevas tendencias” de devoción intimista.
Su ubicación actual, se centra en el inmueble arquitectónico de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Huelma (Jaén), más concretamente en la sacristía del edificio referenciado.
ANÁLISIS
Nos encontramos con una pintura de representación colectiva, en la que se disponen varios santos alrededor de un tema o advocación principal, en este caso hablaríamos de la Inmaculada Concepción, la cual comparte la parte central del cuadro con el retrato del sacerdote, Rafael María, el patrocinador de dicha obra.
Como mecenazgo y puesta en valor de dicha obra, el particular se inclina por la representación de sus propias devociones, de ahí la acometida y disposición de las imágenes representadas. Es meritorio destacar el compromiso adquirido por el susodicho sacerdote, hacia la orden de los franciscanos, como se puede observar en los extremos inferiores del lienzo junto al retrato de Rafael María; a su derecha aparece San Antonio de Padua, como joven imberbe con amplia tonsura monacal, sosteniendo al Niño Jesús sentado sobre el Libro de las Sagradas Escrituras, unido al lirio (azucena) cuyo significado es el de pureza virginal. A continuación, a su izquierda nos encontramos con San Francisco de Asís, en el que resaltan sus atributos marcados por la corona de espinas, los estigmas y el crucifijo.
Se puede observar como el tema principal que se intenta mostrar en la representación pictórica, va encaminada hacia la Inmaculada Concepción de María, donde este modelo iconográfico se ve simplificado y se naturaliza, siguiendo los cánones de verosimilitud escénica obtenidos en el barroco, esta simplificación hace que incluso desaparezcan algunos atributos sin afectar a la advocación de la imagen; ubicada ésta en la misma línea central-espacial de la composición conceptual del cuadro, donde aparecen a su lado Jesucristo portando la cruz y la representación simbólica-terrenal del Agnus Dei o Cordero de Dios.Por último, nos encontramos con el arcángel San Miguel, situado entre Jesucristo y San Antonio de Padua, el cual blande en sus manos la espada y la balanza de la justicia; y San Gabriel, situado en la parte derecha del cuadro entre San Francisco de Asís y el Cordero de Dios.
Con esta imagen se sigue la advocación de la pintura devocional muy extendida de manera popular, en pos del mecenazgo y dote particular con respecto a temas representativos-eclesiásticos. Estos cuadros se hicieron muy comunes en el siglo XVIII para responder a las “nuevas tendencias” de devoción intimista.
Su ubicación actual, se centra en el inmueble arquitectónico de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Huelma (Jaén), más concretamente en la sacristía del edificio referenciado.
ANÁLISIS
Nos encontramos con una pintura de representación colectiva, en la que se disponen varios santos alrededor de un tema o advocación principal, en este caso hablaríamos de la Inmaculada Concepción, la cual comparte la parte central del cuadro con el retrato del sacerdote, Rafael María, el patrocinador de dicha obra.
Como mecenazgo y puesta en valor de dicha obra, el particular se inclina por la representación de sus propias devociones, de ahí la acometida y disposición de las imágenes representadas. Es meritorio destacar el compromiso adquirido por el susodicho sacerdote, hacia la orden de los franciscanos, como se puede observar en los extremos inferiores del lienzo junto al retrato de Rafael María; a su derecha aparece San Antonio de Padua, como joven imberbe con amplia tonsura monacal, sosteniendo al Niño Jesús sentado sobre el Libro de las Sagradas Escrituras, unido al lirio (azucena) cuyo significado es el de pureza virginal. A continuación, a su izquierda nos encontramos con San Francisco de Asís, en el que resaltan sus atributos marcados por la corona de espinas, los estigmas y el crucifijo.
Se puede observar como el tema principal que se intenta mostrar en la representación pictórica, va encaminada hacia la Inmaculada Concepción de María, donde este modelo iconográfico se ve simplificado y se naturaliza, siguiendo los cánones de verosimilitud escénica obtenidos en el barroco, esta simplificación hace que incluso desaparezcan algunos atributos sin afectar a la advocación de la imagen; ubicada ésta en la misma línea central-espacial de la composición conceptual del cuadro, donde aparecen a su lado Jesucristo portando la cruz y la representación simbólica-terrenal del Agnus Dei o Cordero de Dios.Por último, nos encontramos con el arcángel San Miguel, situado entre Jesucristo y San Antonio de Padua, el cual blande en sus manos la espada y la balanza de la justicia; y San Gabriel, situado en la parte derecha del cuadro entre San Francisco de Asís y el Cordero de Dios.
La obra ha estado en el taller dos meses y fue recogida el pasado viernes 12 de febrero de 2016.
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