IGLESIA PARROQUIAL DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
La iglesia de la Inmaculada de Huelma, al igual que la catedral de Jaén empezada en gótico, la corriente renacentista, dio un giro nuevo al proyecto de la iglesia de Huelma, y es entonces cuando apareció en escena el célebre maestro de cantería Andrés de Vandelvira e imprimió una transformación y ampliación al primer proyecto, de acuerdo ya con la corriente renacentista, influida por el barroquismo incipiente, acoplándolo perfectamente a la parte ojival ya construida.
En cuanto a los dos maestros de cantería que dirigían personalmente las obras, solo sabemos que Francisco del Castillo en unión de Pedro Guerra, maestros canteros ambos de Jaén, reconocieron la vieja catedral en tiempos del cardenal merino, antes de que Vandelvira se asentase en sus obras el año de 1540. Francisco del Castillo fué el maestro de las obras desde su comienzo.
El exterior de la iglesia de Huelma es noble y su estilo sobrio y renacentista. Tiene dos portadas, una al norte y otra al sur, en las fachadas laterales. La torre quedó sin terminar, habiéndose construido un cuerpo vulgar y pobre para campanario, por lo que resulta desproporcionada y estropea el conjunto. Artísticos ventanales, armas de obispos y de los señores de la villa, decoran las fachadas y la torre.
El interior del templo resulta mucho más rico y es, sin duda, uno de los más bellos y suntuosos de la diócesis. Está dividido en tres naves con seis pilares cruciformes exentos, que recuerdan los de la catedral de Jaén, aunque tienen los fustes lisos. los capiteles son corintios, y sobre ellos corre una atrevida cornisa de la que parten los arcos de medio punto que sostienen bóvedas baídas, muy labradas, tan típicas de Vandelvira.
Las bóvedas de la nave central están formadas por casquetes esféricos o medias naranjas, en cuyas pechinas figuran los cuatro evangelistas u otros adornos.
En cuanto a los dos maestros de cantería que dirigían personalmente las obras, solo sabemos que Francisco del Castillo en unión de Pedro Guerra, maestros canteros ambos de Jaén, reconocieron la vieja catedral en tiempos del cardenal merino, antes de que Vandelvira se asentase en sus obras el año de 1540. Francisco del Castillo fué el maestro de las obras desde su comienzo.
El exterior de la iglesia de Huelma es noble y su estilo sobrio y renacentista. Tiene dos portadas, una al norte y otra al sur, en las fachadas laterales. La torre quedó sin terminar, habiéndose construido un cuerpo vulgar y pobre para campanario, por lo que resulta desproporcionada y estropea el conjunto. Artísticos ventanales, armas de obispos y de los señores de la villa, decoran las fachadas y la torre.
El interior del templo resulta mucho más rico y es, sin duda, uno de los más bellos y suntuosos de la diócesis. Está dividido en tres naves con seis pilares cruciformes exentos, que recuerdan los de la catedral de Jaén, aunque tienen los fustes lisos. los capiteles son corintios, y sobre ellos corre una atrevida cornisa de la que parten los arcos de medio punto que sostienen bóvedas baídas, muy labradas, tan típicas de Vandelvira.
Las bóvedas de la nave central están formadas por casquetes esféricos o medias naranjas, en cuyas pechinas figuran los cuatro evangelistas u otros adornos.